viernes, 31 de agosto de 2012

Un poema de Raquel Lanseros


LA MUJER HERIDA


Solamente si alguna vez amaste
con uñas y con dientes
sin red
sin salvavidas
aciertes a entender el vértigo insondable
que se extiende a los pies del desengaño.

Ella creyó encontrar la fuente del principio
cuando lo conoció, en medio de la tierra,
sin más escudo que su piel de hombre
bruñida por el sol igual que el oro viejo.

Lo amó sin precipicios ni preguntas
tiernamente, en silencio
con esa gratitud voluptuosa
que provoca la lluvia en primavera.

Todo era tan sencillo.
Los versos inflamados de poetas infinitos
parecían seguirla a todas partes
como si el corazón se hubiera convertido
en un fiel animal domesticado.

Porque no existe nada que perdure
una noche aprendió, como tantos lo hicieran
antes y después de ella,
que el amor es un río con cataratas propias
y remansos ajenos
que siempre desemboca en el océano.

Míralo de este modo: la vida te ha enseñado
siguiendo su costumbre de incansable maestra
cómo el alma dibuja
serenas cicatrices sobre viejas heridas.

RAQUEL LANSEROS

martes, 28 de agosto de 2012

En la frutería, poema inédito



EN LA FRUTERÍA


He visto en la frutería
que tienen en oferta esta semana
tu corazón
(Junto a los plátanos y las mandarinas)
Si me queda algo suelto
después de hacer las compras necesarias,
me llevaré un pedazo
para meterlo, de recuerdo,
en la pecera;
donde también hiberna
una tortuga.


lunes, 27 de agosto de 2012

Un poema de Begoña Abad

Mi abuelo no salió de su pueblo.
El pueblo tenía cuatro casas,
cuatro calles, cuatro caminos,
cuatro vecinos, cuatro perros.
No había en el ni obispos, ni ministros,
ni putas, ni altos cargos,
no había empresas, ni banca, ni iglesia
había.
En realidad no salió nunca de su molino.
Ya es casualidad que por aquel lugar,
remoto y olvidado,
acertara a pasar la vida.
Mi abuelo hablaba poco, pero sabía mucho.
Todo lo aprendió mirando la muela
que, implacable, con el mismo eterno
movimiento,
machacaba siempre el grano, hasta hacerlo
polvo.

BEGOÑA ABAD


jueves, 23 de agosto de 2012

Un poema de Pablo Casares

DIRECCIÓN

Ojalá que las imprudencias
se difuminen
sin mayor trascendencia
ni mayor contratiempo
que la de una convención rota.

Que un anodino hecho
nos descubra
una carretera secundaria

un permanente atajo
a la felicidad.

PABLO CASARES



martes, 21 de agosto de 2012

Un poema de Blas de Otero

¿ESO SERÁ LA POESÍA?

La poesía es una silla
donde sentarme frente al crepúsculo.
Una pistola con las cachas
de marfil y un cañón único.

La poesía es entreabrir
los ojos, dejar los brazos
caídos como dos mangas
vacías. Es, sin embargo...

La poesía es este lápiz
violeta, y esa chiquilla
que vende flores encarnadas.
¿Eso será la poesía?

La poesía es un cartel
clandestino, una proclama
contra todo. Es un estado
de excepción dentro del alma.

La poesía es esa silla
donde sentarme ante el poniente.
Una pistola con las cachas
de marfil y un tiro alegre.

BLAS DE OTERO




lunes, 20 de agosto de 2012

Un poema de José Ángel Valente

«SERÁN CENIZA...»

Cruzo un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque después de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza.

JOSÉ ÁNGEL VALENTE

viernes, 17 de agosto de 2012

Un poema de Leonard Cohen

QUÉ HAGO AQUÍ

No sé si el mundo ha mentido
Yo he mentido
Yo no sé si el mundo ha conspirado contra el amor
Yo he conspirado contra el amor
El clima de tortura no constituye ningún consuelo
Yo he torturado
Aunque no hubiera existido la nube en forma de hongo
habría odiado
Escuchadme
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque no existiera la muerte
Me niego a que se me sujete como a un borracho
bajo el frío grifo de los hechos
Yo rechazo la coartada universal
Como un ninfomaníaco que ata a un millar
en una extraña hermandad
Yo espero
a que cada uno de vosotros confiese.

LEONARD COHEN

jueves, 16 de agosto de 2012

Un poema de José Hierro

PRELUDIO

Después de miles, de millones de años,
mucho después
de que los dinosaurios se extinguieran,
llegaba a este lugar.
Lo acompañaban otros como él,
erguidos como él
(como él, probablemente, algo encorvados).

A partir de onomatopeyas ,
de monosílabos, gruñidos,
desarrolló un sistema de secuencias sonoras.
Podría así memorizar sucesos del pasado,
articular sus adivinaciones,
pues el presente -él lo intuía- no comienza ni finaliza
en sí mismo, sino que es punto de intersección
entre lo sucedido y lo por suceder,
llama entre la madera y la ceniza.

Los sonidos domesticados decían
mucho más de lo que decían
(originaban círculos concéntricos
-como la piedra arrojada al agua-
que se multiplicaban, se expandían,
se atenuaban hasta regresar a la lisura y el sosiego):
y todos percibían su esencia misteriosa
que no sabían descifrar.

Con reverencia temerosa
escuchaban mensajes tan incomprensibles
como los de la llama, la ola, el trueno
(tal vez con la misma inquietud con que escuchamos al doctor
que diagnostica nuestro mal
utilizando tecnicismos nunca oídos,
de manera que no sabemos
si -impasible y profesional-
es nuestra muerte lo que anuncia
o es la vida).

Nadie comprendió entonces sus palabras.
Por eso andan, ahora, las palabras
pasando por los vientos,
ávidas de que alguno las recoja
siglos después de pronunciadas.
Y aquí están aguardando que alguno las escuche,
aquí en el lugar mismo en donde fueron pronunciadas,
aquí donde confluyen
Broadway y la Séptima Avenida.
Fue aquí donde él me vio,
donde narró la crónica
de este instante en que estoy evocándolo.
Aquí, entre anuncios luminosos,
en la ciudad de Nueva York.

JOSÉ HIERRO

De "Cuaderno de Nueva York"


martes, 14 de agosto de 2012

Cuestionario para poetas

Enlace al blog que Jorge Miguélez ha iniciado con un cuestionario de 10 preguntas -siempre las mismas- a distintos poetas. Ahí tenéis mis respuestas.
http://entrevistamiguelezapoetas.blogspot.com.es/2012/08/julia-conejo.html


lunes, 13 de agosto de 2012

No te conformes, poema inédito

NO TE CONFORMES

No me permitas soltar las herramientas.

No dejes que te anuncien
el fin de las labores de rescate.

Yo sé que estás ahí,
dentro del miedo.

No consientas que tire la toalla.

Dame una pista
para orientar la búsqueda.

Una señal de humo
que mantenga el rescoldo de la hoguera.

No te sientas aliviado si me marcho.

No te conformes con no tenerme cerca.

El viaje en el que estamos,
ya lo sabes,
termina de improviso.

Déjame que te encuentre.

Deja que te demuestre
que eres imprescindible y necesario,
como la sed y el hambre,
para sentir la vida desgarrándonos.

JULIA CONEJO




domingo, 12 de agosto de 2012

Un poema de Manuel García

BOURBON
(Intento de Blues)

Atraviesas la noche
tú solo en el vagón de un tren expreso
y empiezas a escribir este poema
con ritmo de vagón
mientras besas callado la petaca
de Bourbon. A lo lejos
hay luces que tililan y allí habrá
el fuego del amor reciente, cuerpos
cálidos abrazados. Y tú huyes
a través de la nieve, por raíles
voraces. El invierno
no te trató tan bien como debía
y piensas que cualquier andén es bueno
para quedarte allí
donde nadie te sepa mientras lames
tu herida como un perro.

Cuando sirven las calles para huir
y por las puertas entra sólo el miedo
y la ciudad tiene los ojos sucios
del vidrio y el orí; cuando sabemos
que tiene aristas finas el amor
y que corta el amor como el acero,
más vale huir, subir a cualquier tren
y recorrer paisajes sin nostalgia
llevándote lo puesto:
la mochila, algún libro, la petaca
de Bourbon, y llegar
a donde nadie sepa que estás muerto.

MANUEL GARCÍA



martes, 7 de agosto de 2012

Me pesa la pared. La casa entera. Un poema de Ana Vega

ME PESA LA PARED. LA CASA ENTERA

Me pesa la pared. La casa entera.
hay tanto espacio.
Me sobra todo.
Me falta
todo.
La casa es un océano desconocido.
El olor de la piel es blanco,
no se parece a nada,
no es nada,
ha perdido toda humanidad.
Ya no distingo
entre la pared
y la carne.
El silencio es brutal. Quema.
Sobrevivir no es salvarse.

ANA VEGA




domingo, 5 de agosto de 2012

Un poema de Ted Hughes

CUERVO MÁS NEGRO QUE NUNCA

Cuando Dios, asqueado del hombre,
se volvió cara al cielo,
y el hombre, asqueado de Dios,
se volvió cara a Eva,
todo pareció desmoronarse.

Pero Cuervo Cuervo
Cuervo los juntó clavándolos,
juntó el cielo y la tierra clavándolos-

Y entonces el hombre gritó, pero con la voz de Dios.
Y Dios sangró, pero la sangre del hombre.

El cielo y la tierra crujieron por la juntura
que empezó a gangrenarse y a heder-
un horror imposible de redimir.

La agonía no disminuyó.

El hombre no podía ser hombre, ni Dios, Dios.

La agonía

se intensificó.

Cuervo
sonrió burlonamente

gritando: "Esta es mi creación"

Enarbolando la bandera negra de si mismo.

TED HUGHES

miércoles, 1 de agosto de 2012

Un poema de Elena Medel

ESCRIBIRÉ QUINIENTAS VECES EL NOMBRE DE MI MADRE

Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre.
Con un vestido blanco trazaré cada una de sus letras por las
paredes de mi dormitorio, por el suelo del patio del
colegio, por el pasillo de la casa más antigua. Para
recordar mi origen cada vez que yo viva.
En todos los lugares podré besar sus mejillas limpias de
cristal, aunque ella duerma lejos:
sus mejillas cercanas que me dolerán allá donde acaricie
su nombre escrito.
Tantos días, tantas noches habrá de alimentarme
amorosamente con su parábola descalza;
vendrá mi madre a arroparme, mujer de humo, con los ojos
tiritando de suerte,
y en cada sueño mis apellidos dolerán como un cartel de
bienvenida a un hogar diferente.
Sobre mi cabello, rubio como el de mi madre, la corona que
me ciño como hija primogénita de Dinamarca.
Me llamaré Vacía, en honor a mis muertos; miraré cómo
retozan de acrílico las palmas de mis manos, sangrará
mi lengua a disposici6n de mis muertos.
Gritaré quinientas veces el nombre de mi madre para quien
quiera escucharlo, y escribiré que bendigo este medio
corazón en huelga mío, pues no olvido:
nací para llorar la muerte de otros.

ELENA MEDEL